
La depresión es una de las muchas patologías mentales que carece de una etiología clara. Sin embargo, en la actualidad se han podido identificar algunos parámetros que pueden servirnos como referencia a la hora de determinar las posibles causas de la depresión. A saber:
- Cambios hormonales. Los cambios hormonales son responsables de no pocas alteraciones físicas en el ser humano, cuanto más cuando se trata de estados de ánimo. Aunque no podamos cuantificar la importancia de este influjo, los cambios en las hormonas van a dar lugar a cambios en las emociones, pudiendo encontrarse en el origen de algunos tipos de depresión.
- Factores neuroquímicos. Los neurotransmisores son aquellas sustancias químicas responsables de la transmisión de señales a otras partes del cerebro y del cuerpo. Se producen de manera natural y son fundamentales para el equilibrio emocional del ser humano. Si estas sustancias químicas se ven alteradas sustancialmente, la función de los diferentes sistemas nerviosos y de interconexión cambia, pudiendo dar lugar a la temida depresión.
- Alteración de la microbiota. Investigadores holandeses han descubierto que los grupos de pacientes con alteraciones en la microbiota intestinal sufrían significativamente más depresión que el grupo cuya microbiota se encontraba en perfecto estado. La microbiota intestinal está implicada en procesos tan complejos como la síntesis de neurotransmisores como el GABA (ácido gamma amino butírico), algunas aminas, el glutamato etc. Todas ellas resultan de una importancia vital para la regulación de las emociones.
- La herencia. Lo ideal es heredar una casa en el campo o un chalet en la playa. Pero, como dijo alguien «lo que no se hereda es la salud». En efecto, la depresión se muestra como una de las patrologías mentales hereditarias. Lo es en mayor medida cuando dicha herencia procede de una vía directa, como son padres o abuelos.
- Traumas infantiles. El abuso físico o emocional durante la infancia se muestra como un poderoso factor desencadenante de depresión. También la pérdida de uno o ambos progenitores puede dar lugar, de manera directa o diferida, a una depresión más o menos grave. Sin embargo, se han encontrado casos de terribles traumas infantiles que las personas han sabido encajar, evitando así la depresión. Las guerras han sido, secularmente, una fuente fundamental de traumas conducentes a «estados distímicos» o depresiones.
- Patrones aprendidos. Referidos a los pensamientos negativos que luego se harán fuertes en el transcurso de la depresión. Sentirnos inútiles, fracasados, un estorbo, son esquemas de una falsa percepción de la realidad o una realidad distorsionada que, con mucha probabilidad, hemos ido aprendiendo de personas que tenemos a nuestro alrededor.
- Fallos en la aplicación de mecanismos cognitivos de defensa. Ante una fatalidad, muchas personas desarrollan una serie de esquemas capaces de minimizar el choque. Estas acciones consiguen devolver a su espacio de normalidad a estas personas y les permiten seguir avanzando en la vida. Por el contrario, ante similares patrones de adversidad, otras muchas personas fracasan a la hora de tratar de regresar a su estado inicial, lo que les lleva, de forma irremisible, a la depresión.
- Factores de orden psicosocial. Asociados al empleo, los apoyos sociales, la familia, la soledad y un entorno que puede estar favoreciendo la aparición de distimias que pueden acabar por convertirse en depresiones más severas. Las personas solas con escasos recursos son muy vulnerables de cara a la depresión.
- Enfermedades orgánicas asociadas. Algunas enfermedades físicas llevan asociado el riesgo de depresión, sea por su propia esencia o bien por la angustia que puede sentir quien padece alguna de estas enfermedades. Po citar solo algunos ejemplos: la fibromialgia o la enfermedad de Parkinson.
Son estos los principales factores asociados a la depresión, tanto como factores mantenedores o como desencadenantes, si bien puede haber otros de menor entidad que también se encuentren en la base de la depresión de forma solitaria o en combinación con otros de mayor o similar entidad.
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