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Fases de la depresión

Aunque no necesariamente el paciente que padece una depresión pasa por todos y cada una de sus fases, lo cierto es que a una «depresión mayor» se suele llegar en una secuencia casi universal. Estas fases que vamos a enumerar nos indican en qué momento se encuentra la persona que sufre depresión y su diagnóstico y tratamiento también se verá afectado por la fase en que se encuentre:

fases de la depresión
  1. Acontecimiento (o acontecimientos) desencadenantes. No siempre se pueden conocer las causas que han dado origen a una depresión. Sin embargo, a excepción de la «depresión endógena», la depresión suele tener un origen determinado. Por regla general, una depresión se ve favorecida por determinados acontecimientos de índole muy diversa, que solos o en conjunción llevan a la persona hasta el episodio depresivo inicial que más adelante puede secularizarse en el tiempo, dando lugar a una depresión secularizada en el tiempo.
    • No conocer la causa o causas de la depresión no impide al terapeuta realizar el diagnóstico ni diseñar el protocolo de un tratamiento eficaz.
  2. Fallos en los sistemas cognitivos de defensa. Tras los mencionados acontecimientos desencadenantes la persona no llega a desarrollar los esquemas mentales necesarios para salir reforzada de tales acontecimientos y es entonces cuando se precipita hacia la depresión. La restructuración cognitiva necesaria para que la persona supere la depresión en su fase inicial se ve sobrepasada por pensamientos recurrentes que no auguran nada bueno en el sentido de la recuperación.
  3. Distorsiones cognitivas. La persona que está a punto de entrar en una depresión comienza a sufrir una distorsión de su propia realidad y se aporta explicaciones que no siempre son ciertas. Sus creencias cambian y la distorsión le lleva a falsas premisas que agravan los fallos cognitivos que le hubieran permitido salir con éxito de los acontecimientos perturbadores. Creencias como «que uno es el causante de tales desdichas» suponen un ejemplo muy extendido de lo que serían estas distorsiones cognitivas.
  4. Aparición de los primeros síntomas. En primer lugar suele aparecer la «anhedonia», es decir, la pérdida de interés por actividades que antes resultaban placenteras para la persona. Más adelante la «astenia», que suele manifestarse por un cansancio cada vez más extremo. Así van sucediéndose una serie de síntomas, cada vez más complejos y potentes, que nos indican que la depresión ya está teniendo lugar.  
  5. Factores mantenedores. Llegado este punto, los factores mantenedores hacen su aparición, «enquistando» la depresión y dificultando la salida de la misma. Una persona que haya optado por el alcohol para remediar su tristeza es posible que solo haya conseguido agravar la situación y mantenerla mediante la recurrencia adictiva. De la misma manera, una persona que se haya aislado durante las primeras fases de la depresión es muy posible que ahora no encuentre los apoyos sociales necesarios para salir adelante.

Cuanto antes se aborde la depresión profesionalmente, mejor será el diagnóstico, más corto el tratamiento y las probabilidades de que la persona salga reforzada aumentarán de forma significativa.

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