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Depresión y sexualidad

depresión y sexualidad

Especial mención merecen, dentro de la diagnosis de la depresión, las alteraciones en la conducta sexual de aquellas personas que están cerca de padecer o padecen una depresión.

La sexualidad es una actividad conductual muy compleja en el ser humano. Son muchos los estudiosos que tratan de poner luz en una cuestión que, en muchas ocasiones, guarda tanta opacidad como la propia intimidad de la persona. A pesar de la complejidad que referimos de la sexualidad, cada vez sabemos más sobre este rico proceso que completa al ser humano y puede llevarlo hasta el placer físico más grande conocido.

La sexualidad per se no representa un parámetro decisivo a la hora de diagnosticar una depresión. Por el contrario, los cambios que se puedan estar produciendo en dicha sexualidad si deben ser tenidos en cuenta en la diagnosis de la depresión.

Por poner solo un ejemplo que ilustre este postulado: que una persona tenga tendencias sexuales de carácter fetichista significa poco o nada a la hora de evaluar la depresión que cursa una persona determinada. Es una opción, una fantasía que puede cursar sin relación con patología alguna. Sin embargo, si una persona no tuviera esta tendencia sexual y comenzara a practicarla en el proceso de entrada hacia la depresión, el terapeuta deberá tenerla en cuenta a lo largo de su evaluación diagnóstica.

Vamos a enumerar una serie de cambios que pueden estarnos indicando que nos encontramos en un proceso depresivo, sea cual fuere su estadio:

  • Aumento o disminución de la frecuencia del acto sexual.
  • Aumento significativo o disminución relevante del deseo sexual. En el caso de la disminución del deseo sexual, la persona puede llegar a la inhibición total del deseo en los casos más graves.
  • Cambios en los hábitos sexuales.
  • Curso de tendencias no practicadas anteriormente: excentricidades.
  • Gusto por excentricidades sexuales de diferente naturaleza.
  • Egodistonia.
  • Sentimientos de culpa post coitum.
  • Tristeza post coitum.
  • Discrepancias en cuanto a la ejecución sexual con la pareja.
  • Otros.

Tengamos siempre en cuenta que a la hora contextualizar y valorar dichos posibles cambios hemos de tener siempre en cuenta la edad y el estado de la persona objeto del diagnóstico en depresión.

Uno de los parámetros que nos revelan estos cambios en la sexualidad de la persona en plena depresión o que se encuentra en las fases iniciales de dicha depresión puede ser la magnitud, debiendo ser el especialista quien determine si dicha intensidad puede ser significativa y quien interprete dichos cambios.

La sexualidad es, como decimos, una conducta compleja y privada que no es sencillo abordar. Lo que para una persona puede resultar una excentricidad sexual para otra puede encontrarse dentro de la más absoluta normalidad. Por este motivo, volvemos a incidir en lo dicho ut supra: debe ser el especialista (psicólogo o psiquiatra) quien valore la sexualidad de la persona que padece depresión y determine el grado de afectación de los posibles cambios que se hayan podido producir.

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