Uno de los problemas clínicos más habituales en las personas que consumen drogas es el riesgo de depresión.
Además, resulta habitual que quienes padecen depresión se refugien estas sustancias psicoactivas con la intención de evadirse de sus problemas. Esto no es una casualidad ya que estos dos factores cumplen un ciclo de retroalimentación; muchas de las personas que recurren a las drogas tras una depresión muy difícilmente consiguen salir de ellas sin superar dicha depresión. Con reciprocidad, los consumidores de drogas que sucumben a la depresión muy difícilmente conseguirán superarla sin dejar de consumir las temidas drogas.
Cuando hablamos de sustancias psicoactivas nos referimos también, cómo no, al alcohol en cualquiera de sus formas. Aunque socialmente muy aceptado, es el responsable de no pocos desastres familiares y personales y está en el sustrato de bastantes enfermedades. Sin embargo, el hecho de esta aceptación social lo deja en un segundo plano cuando abordamos los secundarismos de las drogas, siendo igual de responsable, cuando no más, de depresiones, sea comenzando por la ingesta de alcohol y desembocando en depresión o al revés.
Lo cierto es que el toxicómano suele ser considerado, en la mayoría de los casos, politoxicómano, al consumir más de una sustancia psicoactiva. Por este motivo resulta extraño encontrar a un consumidor de marihuana que no haga lo propio con el alcohol u otras sustancias de esta similar naturaleza.
Sea cual fuere el comienzo de este ciclo maldito y sea cual fuere la sustancia o sustancias responsables, adicción a las drogas y/o el alcohol y depresión son dos afecciones interrelacionadas que merecen tratarse con inmediatez.
¿Cómo se origina la depresión en estos casos?
La depresión potenciada por el consumo de drogas suele ser por las consecuencias químicas que conllevan dichas sustancias. El consumo prolongado puede derivar en varias enfermedades mentales, como la depresión, los trastornos de ansiedad, psicosis de diferentes tipos y grados, etc. Conviene aclarar, no obstante, que es difícil establecer una relación directa entre drogas de menor potencial, aquellas que contienen solo T.H.C. (tetrahidrocannabinol) como la marihuana o el hachís, y psicosis de diferentes tipos como la esquizofrénica o el trastorno bipolar.
Frente a quienes defienden el consumo de ciertas drogas mal llamadas «blandas», como las ya mencionadas marihuana o hachís, numerosos estudios dejan claro que «el ser humano no necesita estas drogas para conseguir bienestar o felicidad» y que «todas las sustancias psicoactivas provocan adicción y son perjudiciales para la salud y el normal desarrollo de la persona y nocivas para su entorno». Además y como también hemos mencionado, el consumo de las mal llamadas drogas blandas suele ir asociado al de otras sustancias psicoactivas, generalmente alcohol, lo que potencia sus efectos en el cerebro y, por consiguiente, sobre la conducta de la persona adicta.
La depresión puede tener comienzo por diferentes motivos o la combinación de algunos de ellos: factores hormonales, herencia, traumas infantiles, factores neuroquímicos, factores ambientales, fallos en las cogniciones defensivas, ansiedad alta, factores psicosociales, estrés, frustración, enfermedades orgánicas asociadas, baja autoestima o patrones aprendidos.
Por su parte, el consumo de drogas puede comenzar como parte del aprendizaje vicario o directo del adolescente o bien como parte de la búsqueda de tranquilidad y relax tras un periodo de ansiedad o como consecuencia de padecer algunos de los factores mencionados como causas de la depresión anteriormente.
Por regla general, la combinación de consumo de drogas y depresión van a ir ligadas desde el comienzo mismo de la depresión. Sin embargo, mientras que la depresión provocada por el consumo continuado de drogas puede tardar meses e incluso años en aparecer; todo va a depender de la intensidad del consumo, la sustancia y la frecuencia, la persona que padece depresión suele acudir a drogas capaces de atenuar los síntomas de su afección más temprano que tarde.
¿Cómo ayudar a una persona con depresión y adicciones?
Recuerde que de la depresión de tu ser cercano no es nadie culpable. Debe tener presente, además, que la solución no va a ser fácil. También que su apoyo puede resultar fundamental a la hora de reconducir esta situación tan compleja y hostil.
Estos son algunos consejos que podemos ofrecerle:
- Ínstele a que solicite ayuda profesional. Son muchas las personas que han conseguido destejer la madeja que forman depresión y adicciones.
- Anímele a seguir el tratamiento, a seguir con regularidad y en los términos que determine el especialista. Asegúrese de que acude a consulta los días establecidos.
- Dispóngase a escuchar, hágale saber a su ser querido que desea comprender cómo se siente.
- Brinde un refuerzo positivo, las personas con depresión pueden juzgarse de forma severa y encontrar errores en todo lo que hacen. Ayúdele a ver las situaciones desde otra perspectiva.
- Ofrezca su ayuda, dele sugerencias sobre tareas específicas.
- Contribuya a crear un entorno con poco estrés: una rutina regular puede ayudar a una persona con depresión y/o adicciones a sentir que tiene más control.
- No sea complaciente. Su actitud debe ser equidistante. Debe darle la impresión de fortaleza. Esta actitud es perfectamente compatible con ayudarle y escucharle.
- Anímele a acercarse a organizaciones de ayuda. Existen diversas organizaciones ofrecen grupos de apoyo, asesoramiento psicológico y otros recursos para la depresión, como también las hay para la drogadicción y para cuando ambas afecciones se encuentran relacionadas.
- Haga planes conjuntos. Pídale a su ser querido que vaya a dar un paseo con usted, que vean una película juntos o que realicen juntos algún pasatiempo u otra actividad de la que disfrutaba anteriormente. Durante estas salidas procure no hablar de la depresión y/o las adicciones; de este modo podrá sentirse como una persona normal.
Si conoce a alguna persona con depresión y adicta a las drogas, sea paciente y no espere resultados de inmediato.
Aunque no hemos abordado las adicciones más allá de aquellas que cursan mediante la administración de sustancias psicoactivas (no es este un libro sobre adicciones). A nivel general podemos decir que siguen el mismo curso. Ludopatía, adicción al sexo, al trabajo etc., van a mostrarse muy resistentes a la ruptura del círculo vicioso adicción-depresión.
En la actualidad, el trabajo interdisciplinar referido a adicciones de toda índole está consiguiendo elevados niveles de remisión al considerar conjuntamente el abordaje de la adicción y la depresión.