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Las manifestaciones de los síntomas depresivos psicológicos, en el caso de la depresión enmascarada, se solapan con los físicos o conductuales, pasando a un primer plano estos últimos y dejando los síntomas psíquicos en un segundo plano.

Es una forma de afección silenciosa que puede representar un problema importante para la salud mental y emocional. Cuanto más por una dificultad diagnóstica evidente que solo los más expertos en depresión son capaces de determinar con precisión.

Este tipo de depresión se enmascara hasta el punto en que al paciente le es muy difícil darse cuenta de cuáles son verdaderamente sus problemas. Normalmente priorizan las quejas físicas, a las cuáles achacan todo su malestar interior.

Por lo general, los pacientes sufren de sentimientos de tristeza y desesperanza, aunque solapados. Algunos pacientes suelen referir expresiones o diálogos que evidencian sentimientos de culpa o inutilidad. También suele implementar cambios en la alimentación.

El hecho de que esta depresión sea difícil de diagnosticar no significa que no sea tratable y, por tanto, curable. En ocasiones se hace aconsejable un diagnóstico diferencial llevado a cabo por un especialista ajeno a la propia terapia, a fin de confirmar o desmentir el diagnóstico inicial.  

Síntomas de la depresión enmascarada

Podemos diferenciar los síntomas más comunes entre nuestros pacientes con este tipo de depresión en dos tipos; los síntomas físicos más comunes y los síntomas psicológicos.

Algunos síntomas físicos pueden ser:

  • Gran cansancio crónico.
  • Dolores de espalda (debido a malas posturas, de las que el paciente no es consciente).
  • Vértigo.
  • Problemas de índole digestivo.

Los síntomas psicológicos son:

  • Ansiedad.
  • Cefaleas.
  • Parestesias.
  • Irritabilidad.
  • Sensibilidad auditiva.
  • Pérdidas del deseo sexual.
  • Trastornos en las horas de sueño.
  • Pérdidas de memoria a corto plazo.
  • Mareos.

Tratamiento de una depresión enmascarada

En estos casos y por lo general se suele combinar la terapia psicofarmacológica con la psicoterapia, siendo la terapia cognitivo conductual la más indicada. Los medicamentos antidepresivos pueden ayudar a aliviar tanto el dolor como posibles inflamaciones, además de mejorar su capacidad para pensar, concentrarse y tomar decisiones.

Sin embargo, la  terapia puede no ser suficiente si el paciente no modifica aquellos patrones de pensamiento y de conducta que originan dicha depresión.

Otra forma de enmascaramiento que puede darse es la violencia. En no pocas ocasiones los varones enmascaran la depresión con violencia generada en su entorno más próximo. Violencia que suele cursar con episodios de tristeza y gran arrepentimiento. Un aumento en el consumo de alcohol y algunos cambios de hábitos puede servir para detectar los primeros indicios de esta depresión que conlleva conductas disruptivas de diversa índole: sexual, relacional, laboral, etc.

Detectar a tiempo una depresión enmascarada es la mejor manera de iniciar una terapia que pueda devolver la estabilidad a estas personas.

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