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¿Cómo ayudar a personas con depresión?

¿Cómo ayudar a una persona con depresión?

Cómo ayudar a una persona con depresión

No es sencillo ayudar a una persona con depresión fuera del ámbito clínico, pero resulta muy necesario. Antes de hacer algunas indicaciones sobre cómo ayudar a una persona con depresión vamos a hacer exactamente lo contrario: indicar cómo no le ayudamos. Hacemos esto porque son muchas las actitudes que, lejos de ayudar a la persona afectada por la depresión, lo que consiguen es justo el efecto contrario y, a lo peor, la llevan a correr más riesgos. Lo vemos:

Cómo NO ayudar a una persona que padece depresión

Sea cual fuere el estadio en el que se encuentra, lo que nunca debemos hacer ante una persona con depresión es lo siguiente.

  • Decirle que «salga por ahí a divertirse». Eso es justo lo que no desea la persona que tiene depresión. Si conseguimos que, al fin, se mueva y salga «a divertirse» lo hará a desgana, lo pasará mal y la probabilidad de que vuelva a repetir salida se reduce ostensiblemente porque se puede percibir a sí misma «como una carga».
  • Obligarle a que se enfrente a sus miedos, a sus contradicciones, a su pasado es una actitud temeraria que algunas personas, en su buena fe y después de haber visto muchas películas, sugieren a un ser cercano con depresión. Por favor, no lo haga bajo ningún concepto.
  • Decirle que «hay personas más desgraciadas». Uno de los problemas asociados a la depresión es la percepción, por lo que es harto improbable que la persona se de cuenta de que, en efecto, su caso es mucho mejor que el de otros, cuanto más que le importe. Si lo hiciera, tampoco serviría de mucho. Además, como aserto resulta falaz; siempre hay alguien en peor estado que nosotros y con más motivos para entrar en depresión, pero eso no le quita importancia a nuestra depresión ni nos ayuda a salir de ella.
  • Tratarla «como si fuéramos su terapeuta». Solo su terapeuta debe tratarla a nivel terapéutico; el nivel de transferencia de una persona cercana con respecto a la persona que tiene depresión, sea cual fuere su estadio, es nulo o contrario. Jugar a los psicólogos tiene poco o ningún sentido y lo más que vamos a conseguir es incomodarla. Es muy probable, además, que en lo sucesivo rehuya de nuestra presencia.
  • Incitarla a pensar para solucionar sus problemas o proponernos para que realice una introspección junto a nosotros, además de inútil suele ser asaz peligroso.   
  • Recordarle sus responsabilidades (estudios, trabajo, hijos, etc.) suele resultar contraproducente y conducir a un incremento sustancial de los sentimientos de culpa que suelen acompañar a la persona que padece depresión.
  • Presionarle con frases como «ponte alegre por mamá (por tus hijos, por tus amigos)» solo conseguirá que sus niveles de culpa se eleven aún más. No lo haga.
  • Recomendar al paciente algún remedio natural (hierbaluisa, tila, paseos, piscina, etc.) suele tener nulos efectos sobre la depresión y, en el caso de conseguir que siga nuestras recomendaciones, incrementará la sensación de que contra su depresión «no hay nada que hacer».
  • Instar a que tome soluciones drásticas puede complicar todavía más una depresión. Así, recomendarle cambios en su existencia significativas como tener hijos, cambiar de trabajo, de residencia, de pareja, adoptar una mascota, etc. en ese momento tan delicado no es, en absoluto recomendable. En el caso de que acepte nuestras indicaciones podemos complicar, aún más, su existencia, aumentar sus niveles de estrés y empeorar la depresión que padece. Si es que es el momento para realizar cambios, estos deben ser supervisados muy de cerca por su terapeuta.
  • Compararlo con otras personas que alguna vez se han sentido tristes y lo han superado. Los errores perceptivos de la persona que padece depresión le llevan a pensar que está a años luz de conseguir lo que otros ya hicieran.
  • Atribuir el origen de su depresión a algún hecho o hechos concretos. Piense que las causas de una depresión, en la mayoría de los casos, se desconocen. Piense, además, que dichas causas pueden haber tenido lugar hace años. Todo ello en el supuesto caso de que las hubiera. Esta «falsa atribución» no va a tener los resultados esperados y puede complicar mucho las cosas a la persona que padece depresión.
  • Recomendar tranquilizantes que fueron recomendados, con éxito, a otras personas en su día. Esta actitud resulta temeraria. 
  • Evaluar aspectos de su vida. Conocer muy bien a la persona depresiva puede llevarnos a esta evaluación que no es el momento de realizar.
  • Recomendar libros de autoayuda y superación está muy bien para personas que se encuentran en buen estado anímico (sin depresión) y pretendemos ayudarles a que se superen, a que mejoren aspectos de su vida. Sin embargo, este tipo de literatura no es recomendable para personas con depresión, a menos que el especialista indique lo contrario y sea él/ella quien prescriba dicho libro.  

Actitudes que van a ayudar al paciente

Podemos hacer mucho por el paciente que padece depresión si seguimos estas sencillas indicaciones:

  • Recomiéndele, sin presionarle, que busque ayuda especializada o sea usted mismo el que solicite una cita con tal propósito, ofreciéndose a acompañarle.
  • Muéstrese cercano y comprensivo. Escuche sin juzgar, acepte lo que le dice sin proponer nada.
  • Acompáñele, con actitud positiva, en sus momentos de tristeza.
  • Procure, si le es posible, que la persona que padece depresión no permanezca en el sofá o se meta en la cama fuera de las horas de sueño.
  • Acompáñele a dar un paseo sin hablar de la depresión ni de nada que le preocupe en ese momento.
  • Muéstrele todo su afecto. Hágale ver que usted lo quiere sea cual fuere su estado de ánimo. No se muestre triste a su lado.
  • Propóngale pequeñas tareas gratificantes: cocinar junto a usted, sacar al perro, ir de compras. Dígale que su ayuda es muy necesaria.
  • No la abandone a su suerte, no se desespere. La mayoría de las personas que padecen depresión acaban muy solas; sus amigos y seres cercanos las abandonan a su suerte ante la frustración de ver cómo «no consiguen nada». Sea paciente y piense que, aunque usted no lo perciba, sentir que tiene a alguien a su lado le reconforta y ayuda. Una persona fiel tiene muchas probabilidades de conseguir que acuda a terapia y esto es lo mejor que puede sucederle en esta situación de inestabilidad tan delicada.

Todos estos consejos pueden ser útiles, pero recuerde que lo principal es que solicite ayuda a un especialista. No acuda con esta persona a un especialista al que usted conoce o lo único que conseguirá es que se sienta coartada. Busque un buen especialista, aunque no lo conozca, y acompañe a su ser querido a consulta; es lo mejor, lo más útil que puede hacer por él/ella.

Recuerde: Cuanto antes acuda al especialista la persona que padece depresión (o pudiera estarla padeciendo), mejor será el diagnóstico, más sólida ser la remisión, más corta la terapia y menos probabilidades de recaídas tras la recuperación.

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